lunes, 15 de marzo de 2010

Lo que se esconde tras los nubarrones

A veces, en medio de los más oscuros nubarrones, asoma un rayo de sol. Aunque puede que no lo sea realmente, sino apenas un reflejo, un sueño o una ilusión, pero parece que brilla igual.
Puede ser la solución a un problema, una buena noticia que se abre paso y atraviesa el cielo de las preocupaciones, o simple predisposición a sonreír, a ponerle al mal tiempo buena cara, a tomarse con tranquilidad las tormentas y escrutar entre la negrura en busca de cualquier cambio de tono para identificarlo como un rayo, avanzadilla de lo que pueda venir, de lo que deseas que llegue.
En realidad, no es más que esperanza, deseos sin los que sabes que es imposible que la primavera le gane la batalla al invieno. Que llueva, que llueva, no me importa, que así se alimentarán los troncos antes de florecer. Que sople el viento, para llevarse el polvo. Déjame por una vez pensar que tras la tempestad vendrán tiempos de calma. Que el gris siga dominando, que así brillará más la luz que se esconde -por tenue que sea-, ahora aún se está recargando detrás de las nubes. ¿No deseas que se encienda? ¿No ves cómo empieza a despuntar?

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