viernes, 29 de junio de 2007

Jorge

Algunas personas nos hacen felices por el mero hecho de haberse cruzado en nuestras caminos. A pesar de mis continuos lamentos, yo también tengo en mi vida a algunos seres que me ayudan a sobrevivir. Alguno se asomará por aquí de vez en cuando. Como Jorge.

Con su eterno buen humor, su sonrisa siempre lista, Jorge es el bálsamo que cada viernes me permite terminar la semana. Ansiosos, buscamos la luna, esperamos a que salga y, aunque yo me despiste, ahí está Jorge para mostrármela nada más asoma su brillo en el cielo de Madrid.

Jorge me recuerda que no podemos ser impacientes, ni avariciosos, que lo que realmente merece la pena se concentra en unas pocas cosas: en ser, en estar, en un abrazo, en una caricia, en un beso (aunque, travieso, me los niega, sabe que algunas tardes nada anhelo más que un ratito con él y un beso suyo), en unas cañas con los amigos, en una pausa, en una risa...

Jorge me demuestra que la perfección no es importante. Que más allá de las reglas del convencionalismo, de la razón, de lo que la sociedad considera "normal", lo que de verdad debemos buscar y querer es la pureza, cuánto nos enriquece una persona o una situación. Comprobar cada día el trabajo hecho, el camino recorrido... sin importar cuánto pueda faltar para llegar a la meta, ni siquiera si vamos a alcanzarla.

Viernes tarde, las 8... acelero el paso, tengo que llegar a tiempo, porque sé que falta poco para mi ración semanal de paz. Jorge, te cojo en mis brazos, acaricio tu cabeza, rozas mi mejilla, sonríes y.... la luz penetra en las tinieblas, el cansancio se matiza, la tristeza se diluye... todo cambia de color y dan comienzo unos momentos que no cambio por nada.

Por eso, porque Jorge es como es, tan especial, tan personal... se ha hecho un hueco en mi corazón, en mi vida...

Jorge, mi niño, mi debilidad.

Flechazos

Crees que estás viviendo una historia única, que sólo te pasa a ti... Crees que no te entienden y que no eres capaz de expresar con palabras lo que estás sientiendo... Y resulta que en esto de la vida y los sentimientos todos hemos experimentado las mismas cosas. Y oyes una canción que te retrata.

Has pasado por lo mismo, o lo estás viviendo, ojalá sigas viviendo esas sensaciones, pero no eres la única, aunque para ti las sensaciones son tan personales, tan excepcionales, como si las hubieras inventado tú. Son tuyas. Simplemente deja que quienes escriben mejor las cuenten.

Con permiso de Álex Ubago:
Me muero por suplicarte que no te vayas mi vida
...
Mantengo la esperanza,
de ser capaz algún día
de
no esconder las heridas que me duelen
al pensar que te voy queriendo cada día un poco más
...
Me muero por divertirte
...
Me muero por conocerte,
saber que es lo que piensas
abrir todas tus puertas
y vencer esas tormentas que nos quieran abatir
Centrar en tus ojos mi mirada
Cantar contigo al alba
...
Crear, soñar, dejar todo surgir,
aparcando el miedo a sufrir.
Me muero por explicarte lo que pasa por mi mente
Me muero por intrigarte
y seguir siendo capaz de sorprenderte
Sentir cada día ese flechazo al verte
¡Qué más dará lo que digan!
¡Qué más dará lo que piensen!
Si estoy loca es cosa mía
Y ahora vuelvo a mirar el mundo a mi favor,
vuelvo a ver brillar la luz del sol.

domingo, 24 de junio de 2007

En casa

San Juan. Fuegos artificiales, para disfrutar como una niña (no lo puedo evitar, las olas del mar, la nieve y los fuegos artificiales me hacen volver a la niñez). Una llamada de Cris. La hoguera. Deseos en un papel. Fuego. Un mensaje sin respuesta. Mi casa. Primera noche.

Un sofá, una ventana y sólo veo copas de árboles y, al fondo un tejado. ¿Bembibre o Madrid?. Ilusión óptica. Tranquilidad.

Mi vida sigue siendo un sinfín de altibajos, sobresaltos, cambios de humor... Vértigo.

37 años para llegar a una meta. Ilusión. Esperanza.

miércoles, 20 de junio de 2007

Fondo

Esta semana he tocado fondo. Una vez más, sí... pero creo que más fondo que nunca. Empieza una nueva travesía del desierto, más dura, siempre es más dura porque las fuerzas han ido mermando a lo largo de los años. Después de mucho resistirme, de intentar salir del pozo yo sola, he tenido que rendirme y pedir ayuda.

En mi penúltimo hundi
miento, en febrero, sucumbí y llamé a Txus para reconocer que estaba al límite, que necesitaba esa ayuda. Intenté una vez más intentarlo yo sola, pero está claro que ya no soy capaz. Así que el lunes probaré la nueva fórmula.

Quiero borrar las lágrimas constantes, los miedos, la ansiedad, los nervios, la pérdida de control -detesto tanto perder el control-
, Necesito recuperar las riendas de mi vida. Intentar de nuevo hacer amigos, disfrutar del trabajo, de la gente, de los paseos. Estar en paz conmigo misma.

¿Ocaso de una etapa? ¿Nuevo amanecer?. Tiempo de tormentas y una nueva oportunidad, aunque cara, muy cara. En este último camino he perdido otro amigo. Y es de los que más han dolido. Han sido muchas horas de charlas, de intentos de enseñarme a enfrentarme a algunas fantasmas, de enfados, de risas, de largas conversaciones al teléfono, de intercambio de mails y mensajes en el msn, de detalles preciosos, de sentirme bien... Intentó hacerme ver que no podía seguir así, pero he logrado superarle. Y el precio es la distancia... una distancia que siento como un gran vacío. Otra oportunidad perdida. Con lo que me había costado volver a confiar, volver a encariñarme, volver a abrirme con alguien... y he conseguido desperdiciarlo una vez más. ¿Podré la próxima vez conservar a la gente que merece la pena?

domingo, 10 de junio de 2007

Más, más, más

Más, más, más... Corre, esfuérzate, apura. No puedes huir de tu obligación. De ser siempre más, de obtener más:

Notas más altas, más esfuerzo, más trabajo... más resultados, más rapido, más efectivos. Más ventas, más alabanzas, más objetivos. Más títulos, más conocimientos, más juicio.

Ser más amable, más simpática, más cariñosa, más comprensiva, más dulce, más equilibrada. Más alta, más delgada, más morena, más guapa. Más tranquila, más eficiente, más humana, más luchadora, más humilde, más positiva, más... mejor, muchíisimo mejor.

Más, más, más... más espejos en los que reflejarte, más objetivos a los que apuntar, más modelos a imitar, más logros a perseguir.

Para ser como quiere tu madre, tu hermano, tu jefe, tu amigo, tu prima, tu amiga, él, tu abuela, tu compañera, tu vecino, tu amante, tu peluquero, tu profesor, ellos, tú, yo...

Presión, presión, más presión. Rápido, rápido, más rápido. Se te acaba el tiempo. La cuesta se empina, la carga crece y se convierte en toneladas. El piso es cada vez más resbaladizo. Y cuanto más avanzas, más peligro corres de perder el paso, de tropezar, de caerte, de precipitarte por la pendiente. Y dudas, y pierdes fuelle, y no sabes si dejar algún fardo atrás, o recoger los nuevos "más" que jalonan el camino. Te ahogas, te asustas, no puedes más, dudas, quieres pararte, pero sabes que no puedes, que tienes que dar más, que ser más. La responsbilidad es ya un mundo en tu cabeza, sobre tus hombros, te va aplastando, eres ya diminuta, una miniatura que trastabillea pero tiene que seguir escalando, buscando más.

Me piden más, me exijo más... si no llego a más no conseguiré lo que ansío... no mereceré, no me acercaré a lo que quiero, a los que quiero.

Más, más, más... estoy agotada, no sé si por el esfuerzo en sí o por esta =a veces auto-impuesta, a veces obligada= presión. ¿Y qué pasa si no llego a más? Si un día me paro y me quedo dónde estoy. ¿Si soy como soy y no puedo o no quiero ser más?. ¿Me aceptarás como soy? ¿Me querrás como soy?

domingo, 3 de junio de 2007

96 entre 16

A veces la vida te sorprende, y cuando crees que has perdido del todo el ritmo, te encuentras con nuevas oportunidades. En forma de una terraza cerrada en la que acomodar tus lecturas, una llamada inesperada en una noche de miércoles o una noche de teatro un sábado que ya dabas por desperdiciado.

¿Qué importa que un matemático colombiano y un loco te interrumpan la cerveza para saber cuánto es 96 entre 16?, luego te vas a reír -y mucho, como hacía tiempo que no reías, tanto que hasta olvidas tantos cortes, tantas tonterías, y aplaudes, y cantas y silbas...- con una versión española de Monty Phyton, y luego te tomas un par de cervezas tan tranquila. Y vuelves a casa sorprendida porque aún puedes salir un sábado.