jueves, 31 de julio de 2014

Cabezas vs corazones

A veces el día a día te va arrastrando, el tiempo se comprime (o las "tareas" se multplican) y poco a poco vas dejando de hacer muchas cosas... primero las echas de menos con frecuencia pero, poco a poco, su recuerdo se va diluyendo hasta que llega un día en el que apenas piensas en ello.
Pero, de repente, una frase te hacer recordarlas y vuelves a buscarlas y te preguntas qué te ha hecho abandonar eso que tanto te gustaba.
Y, recuerdas que tienes un lienzo en el que volcar todo lo que te bulle en la cabeza y que, habitualmente, no tienes forma de compartir (algo a lo que Stirga volverá en otro momento).
Así que vuelve al mirador de Stirga con algo que me lleva rondando varios días: ese enfrentamiento cabeza vs corazón, corazón vs cabeza, a la hora de hacer cualquier cosa.
A priori, siendo alguien que se empeña en darle vueltas a las cosas, en intentar racionalizar todo, en buscar motivos, analizar efectos, perfilar resultados... está claro que prefiero dejarme llevar por la parte más racional.
Pero, como también me apasiono con lo que hago, no puedo evitar en otras ocasiones dejar que sea el corazón -o el instinto- quien marque mis pasos.

Pero también hay momentos en los que dudo sobre cuál debe ser el motor: el corazón o la cabeza.

Y me vienen a la memoria elecciones erróneas -mías y ajenas-. Y me reafirmo en otras decisiones que volvería a tomar -o que me parecen acertadas en otros-.

Y justo entonces leo que se debe soñar con la cabeza y no con el corazón. Y ahí sí que disiento: deberíamos soñar siempre con el corazón y luego, a la hora de decidir, usar la razón -a veces-. ¿Cómo si no podríamos descubrir, atrevernos, avanzar, innovar, progresar, crecer...?.